viernes, 21 de noviembre de 2014

El debate político

Una de las grandes incertidumbres que hoy en día presenta nuestra sociedad es la necesidad de establecer un marco político de referencia y confianza, en el que todos los ciudadanos nos sintamos representados y protegidos por nuestros políticos sin llegar a dudar de su profesionalidad.

Indiscutiblemente, esto no ocurre en la actualidad. Los gobernantes que nos encontramos suelen evitar el diálogo con los medios de comunicación. Son numerosas las ocasiones en las que nos encontramos a un político ofuscado en su ‘’papel’’, ignorando las preguntas o las observaciones que puedan realizar los diferentes periodistas que acuden a la rueda de prensa. Esto nos lleva a pensar, ¿es en realidad algo verdadero? o ¿pretenden persuadir a los ciudadanos a base de buena dialéctica?

Uno de los motivos por los que dudamos de si tienen o no la verdad es la cantidad de contradicciones que se encuentran en sus intervenciones. Muchas veces no piensan ni en lo que dijeron, ni tampoco en el presente, sino que se centran en mostrar su oposición con el partido contrario. Y es que a los políticos parece no importarles cambiar de parecer. Es decir, sea lo que sea no les interesa aceptar lo que el contrario propone porque solo quieren ganar electoralmente.

Lo importante no es escuchar, lo importante es ganar “la guerra”, justo todo lo contrario al significado de democracia. De hecho, uno de los puntos más importantes de la democracia es buscar la verdad absoluta y el bien común y se debe buscar entre todos, en sociedad.



El  método para llegar al acuerdo electoral es la votación pero para ello los ciudadanos deben ser personas participativas y motivadas. El voto representa la decisión del elector que a su vez es movido por varios factores. Estos factores son lo que los que los políticos en los procesos electorales tratan de generar un efecto en la conducta y en el comportamiento de los ciudadanos.

Por otra parte, es indudable la dificultad a la que hoy en día se enfrentan la mayoría de  políticos para poder  llegar a establecer una política común y justa para todos sus ciudadanos. Las sociedades de hoy en día se caracterizan principalmente por la diversidad de valores y creencias  de sus miembros pero es en este punto donde deberían demostrar dichas  aptitudes intelectuales y capacidad de liderazgo- que todo buen político debe poseer-  para sacar adelante una serie de medidas que buscasen la integración y crecimiento personal de todos los ciudadanos que tienen como objetivo base todas las sociedades democráticas. Por consiguiente podemos afirmar que fomentar el respeto entre los ciudadanos y en consecuencia entre todas las sociedades es tarea de los gobiernos fomentando así el diálogo entre los distintos partidos.
Dejando de lado la teoría, aterricemos estas cuestiones en la vida diaria. ¿Cuántos casos de corrupción nos hemos encontrado a lo largo de este curso político? A principios del año 2013, nos sorprendimos con el Caso Fabra y su bonito aeropuerto en Castellón. Seguidamente pudimos conocer el Caso Bárcenas y todo lo que ello supuso, sin poder olvidar el polémico Caso Urdangarín que tanto nos sobresaltó.


Como conclusión, por naturaleza humana somos débiles y nos dejamos influenciar fácilmente. Esta debilidad hace que el individuo sea dominable y muchos sean incapaces de definir su personalidad. El político se aprovecha de ello y puede llegar al ciudadano con mera ‘’palabrería’’. Teniendo en cuenta estos aspectos, la sociedad de hoy en día también se rige por unos roles característicos y podemos distinguir líderes carismáticos que ‘’marcan tendencia’’ moviendo a un gran público de masas. El papel del político es en realidad, ser este líder. Sin embargo, no todos están capacitados para ello. Ser líder es algo innato y pocos cuentan con ese don.

La solución puede ser plantear una buena educación para los ciudadanos, ya que de este modo, podrán tener un valor crítico para formar un  gobierno de excelencia.



La familia es "La clave"



Todos tenemos derecho a ser felices pero la felicidad no consiste en estar alegre, ni en satisfacer todos nuestros deseos, ni tampoco en “estar enamorado”. De hecho, me gustaría añadir a este último dato tal y como nos apuntó nuestro profesor Aguado: “Enamorarse es una experiencia, amar una actividad.”
Pero entonces ¿dónde puede encontrar uno la felicidad? La felicidad es el resultado del día a día teniendo en cuenta tanto los momentos difíciles como los buenos. Y el camino para encontrar la felicidad es la familia.





La familia es decisiva para la biografía y es en ella donde surge lo específicamente humano de las personas: la dimensión personal y también la espiritual.
La familia tradicional ha sufrido cambios en los últimos años y con la nueva percepción de la sociedad, se ha perdido en parte la esencia de lo comunitario y lo humano, transformándose en individualista.
La familia tradicional y numerosa tienen un papel imprescindible en la sociedad ya que rechazan la comodidad y el egoísmo por el cuidado, el amor y la formación de más personas.

Aunque el camino para ser feliz es la familia, no quiere decir que no existan dificultades pero si la familia es numerosa, por pura estadística existen más posibilidades para buscar soluciones y más miembros que pueden ayudarse los unos a los otros. Y esa es la función y la clave de la familia: cada miembro ayuda a crecer: los hermanos más pequeños van aprendiendo de los más mayores (a comer, vestirse, estudiar… se van formando) y los mayores protegen a los más pequeños y así, la vida pasando.

“La felicidad es siempre el fruto del darse a los demás, del vivir la vida del que nos rodea con más interés que la vida propia” y eso, donde se consigue si no es en familia, una escuela de humanidad para todos.

La familia requiere de organización y es necesario ser previsores en muchos aspectos: horarios, comidas, “evitar caprichos”, puntualidad, orden… Todos estos factores ayudan a la convivencia y a la armonía en el hogar. La familia necesita ser cuidada por todos los miembros y para aprender a hacerlo se deben asentar unas bases claras, de esta manera, la familia siempre estará ahí porque es permanente, incondicional, siempre se puede volver a casa. 

Debemos valorar a la familia permaneciendo unidos y superando adversidades juntos, comprometiéndonos con ellos a ser mejores personas y por tanto, aprendiendo también a ser más felices.  Esa felicidad la encontraremos en los pequeños momentos  del día a día, como un regalo. Debemos dejar de esperar determinados estados de ánimo que son pasajeros y nos hacen confundirnos con el verdadero significado de la felicidad.

La felicidad se debe valorar al final del camino, al terminar una vida y es en ese momento cuando uno piensa en las grandes situaciones de su vida: en la familia lo primero, en su trabajo, en sus amigos, en su día a día. Y se quedan atrás los momentos que te hicieron sentir una alegría inmensa pero se desvanecieron en cuestión de días.

Por último, debemos poner a nuestro alcance todos los medios o recursos posibles para ayudar a conseguir la felicidad de los demás. Es de esta manera, olvidando el egoísmo de querer alcanzar siempre nuestra propia satisfacción, como podremos ser felices, dándonos a los demás.  La felicidad es un regalo que debemos ofrecer a los demás y que sólo lo disfrutan aquellos que ponen el centro de su vida fuera de sí.









lunes, 20 de octubre de 2014

Buscar la meta



“La vida viene dada y hecha por padres, profesores o incluso por los medios de comunicación” ya tenemos todo establecido, un camino que todos seguimos o debemos hacerlo: ir al colegio, terminar bachiller, elegir una carrera e  ir a la universidad… esto es lo ideal y lo que todos esperan de ti. ¿Y qué pasa cuando alguien sale de este camino? Hay situaciones en las que incluso no es que uno no quiera, sino que no puede lograrlo.

            Estamos sumergidos en un mundo en donde la amistad se ha relativizado y la adicción a las redes sociales supone un aislamiento de las personas. Por ejemplo, sé de familias que incluso a la hora de comer se mantienen conectados y lo único que se consigue es no estar ni en un sitio ni en otro. Es cuestión de prioridades de compartir y diferenciar los momentos familiares, momentos para los amigos e incluso el tiempo libre. Con respecto al tiempo libre,  es otro de los momentos que también los medios electrónicos bien sean juegos, ordenadores o los teléfonos móviles han sustituido a la lectura. Estamos restringiendo nuestra propia libertad porque nos imponemos en nuestra vida obligaciones o deberes del estilo: ver la televisión, mantener conversaciones por whatsapp, actualizar Facebook… somos adictos a ciertas cosas que no son necesarias pero nos quitan muchísimo tiempo. El motivo: “conformarse, querer y ser queridos” de manera muy superficial por la masa.

            Debemos pensar por nosotros mismos y para tener nuestros propios pensamientos necesitamos una base de educación aunque en ocasiones también se nos exige demasiado. Es decir, son muchos los jóvenes responsables, activos con actitud crítica que piensan, estudian, se sumergen en proyectos pero a lo mejor no tienen tiempo de pararse a pensar ¿qué está pasando con el islam?
Cada época histórica tiene sus características y hace 50 años no se le exigía tanto a las personas pensar: un niño que desde los 14 años trabajaba en el campo no le dedicaba tiempo a pensar, sino que todos sus esfuerzos desaparecían en su trabajo.
Hoy en día los jóvenes piensan y no todos malgastan su tiempo pero muchos, se dejan guiar por este concepto barato de jóvenes vagos que no es real.  

            Otra de las ideas relacionadas con el ser queridos por la masa y pensar por nosotros mismos es el miedo al compromiso. Es normal que la idea por ejemplo, de pasar el resto de tu vida con alguien asuste y se le tenga respeto porque son decisiones muy importantes en las que uno debe pensarlo bien. Y aquí está el problema: ¿Prefieren los jóvenes no pensar en ello para evitar la responsabilidad?
Hace 40 años se vivía en un estado confesional católico y conservador donde la gente tenía una ideología católica más profunda en algunos casos verdadera y en otros, impuesta. Todos eran católicos con unos valores los cuales se debían seguir. Pero ahora… si dejamos a un lado la religión y no la tenemos en cuenta ¿Cuáles son los valores? Me atrevo a decir que en muchos casos  el fin se resume a “pasarlo bien.”

Por último, los jóvenes solemos quejarnos por no disponer de más tiempo libre sobre todo en época de exámenes lo que en la mayoría de los casos, se debe a una mala organización. Hay alumnos a los que les va bien no estudiando durante el curso y en exámenes prefieren no dormir, recurren al estrés del último momento lo que no significa que sea lo ideal ni mucho menos sano.
Es verdad que los estudiantes no rendimos lo mismo el primer día de clase que el día anterior al examen y es que el agobio y el estrés que se genera, en realidad no es malo sino que te ayuda a ponerte las pilas. Si empleáramos el mismo ritmo de estudio desde el primer día, seríamos brillantes.
También hay veces que organizarse en asignaturas no es fácil o no está en nuestras manos bien sea porque el profesor falla o porque no siempre nosotros tomamos las decisiones más acertadas. A veces crees que lo mejor es estudiar del libro y resulta que los apuntes son más concretos y recogen lo que al profesor le parecía más importante.

            En conclusión, creo que el problemas de algunos jóvenes es que no tienen una meta, no saben qué hacer. Si tu te dices: “Quiero ser profesor” tienes una motivación fuerte. Ya no estudias por aprobar, por complacer a tu familia o por sentirte bien contigo mismo sino para que el día de mañana seas un buen profesor. Esto es buscar tu meta y el problema de muchas personas es que no la tienen clara: no saben qué quieren llegar a ser no sólo en su vida profesional sino en la personal.



"La vida pasando"

Nací en Pamplona un 5 de Julio de 1991 prácticamente con el pañuelico rojo atado al cuello. Desde ese mismo día para mí fue un privilegio ser hija de mis padres. El amor incondicional y comprensión de mi madre junto al esfuerzo, cariño y apoyo de mi padre me enseñaron a tener fe en mí misma y en Dios.

Mi infancia fue muy feliz, mis padres, mi hermana y yo siempre hemos sido una piña, un equipo con metas en común en donde cada uno sabía qué era importante para el resto del equipo. Nos apoyábamos aportando cada uno lo mejor de sí:



-Mamá como pilar fundamental de la familia organizándolo todo, con sus buenos consejos y decisiones oportunas.

-Mi querida hermana el terremoto de la casa siempre resolviendo con mucho nervio y talante cualquier situación. Yo en cambio más parecida a mi padre, calmada y paciente. Solían decirnos que “transmitíamos paz.”

-Papá prudente y discreto una persona con la que compartir momentos de silencio resolviendo crucigramas o escuchando “Los sabandeños” sin necesitar dar explicaciones sobre nada más.



Mis abuelos han vivido siempre justo debajo de mi casa y eso les ha convertido en mis segundos padres, lo hemos compartido con ellos todo.

            Recuerdo que de pequeña no me entusiasmaba ir al colegio, así como a otros compañeros no les suponía un esfuerzo, yo cuando llegaba el domingo por la tarde sentía tristeza por volver a la rutina. Desde 1º de Infantil hasta terminar la ESO fui al  Ursulinas supongo que además de estar cerca de mi casa, mis padres pensaron que era una buena elección.  Cuando mi hermana, 4 años mayor que yo terminó el colegio, pensé que era un buen momento para “cambiar de ambiente” y pedí a mis padres hacer bachiller en otro centro. Aunque la idea en un principio no les convenció demasiado, confiaron en mí y me cambié a Carmelitas-Vedruna. Recuerdo esta elección como una de las mejores decisiones de mi vida y conocí a esos amigos que la gente suele llamar “los amigos de toda la vida, los amigos de la infancia.”



En las navidades de mis 18 mi padre se fue. Tuve que preguntar por qué en muchas ocasiones hasta que el doctor Centeno supo darme la respuesta: “Tu padre era una persona buena, una de esas personas extraordinarias que Dios necesita a su lado.” Fue una época muy complicada que sin duda ha marcado mi biografía.

Siempre tuve claro que quería ser maestra. Recuerdo que mis compañeros en los primeros años de colegio, solían cambiar a menudo de opinión, si un día alguien quería ser bombero, a la semana siguiente quería ser astronauta.  A mi siempre me entusiasmó la idea de enseñar y me compadecía de las personas que hasta el último momento no sabían qué hacer con su carrera profesional.

Al llegar a la universidad me dejé aconsejar y pensé que ser maestra se complementaba muy bien con ser pedagoga. ¡Bendito día! 5 años más tarde, sueño con poder trabajar en un colegio de educación especial.
La universidad han sido años muy significativos en los que he tenido la oportunidad de vivir experiencias inolvidables como un viaje a Marruecos con las Misioneras de la Caridad, también he conocido a mucha gente buena, entusiasmada con sus estudios, con ilusiones, personas luchadoras... Pero de una manera muy especial 4 de esas personas me han ayudado a crecer, a ser mejor, a ver la vida desde otros puntos de vista y me han enseñado que el tiempo es relativo, que si de verdad lo deseas, lo logras.




Por fin en 5º a un solo paso de terminar la universidad y aunque reconozco que por un lado produce vértigo mirar hacia delante, por otro me entusiasma pensar en las nuevas etapas.


lunes, 3 de marzo de 2014

Every kid needs a champion



...Once heard a colleague say: "They don't pay me to like the kids." Her response: Kids don't learn from people they don't like.

domingo, 2 de marzo de 2014

No debemos olvidar.



El hogar es el mejor centro educativo en el que se desempeña un papel fundamental en la afectividad y en la transmisión de valores. Así lo asegura en este artículo José Fernando Calderero decano de la facultad de Educación de la Universidad Internacional de la Rioja.

Existe una idea generalizada por parte de muchos padres en la que se cree que el colegio es el principal responsable de la educación de los niños pero no es así. Los padres de familia quizás debido a la carga laboral intentan delegar la formación de sus hijos al colegio, pero el centro no puede sustituir jamás el papel y el protagonismo que tienen los padres en la educación de sus hijos. 


Los padres pueden solicitar a los diversos colegios que sus hijos manejen diversas áreas y actividades y exigir una calidad educativa mediante programas académicos que respondan a los nuevos desafíos del mundo globalizado, pero no pueden exigir que el establecimiento educativo proporcione un hogar a sus hijos dentro de su estructura. La misión de los centros es impulsar y fortalecer la educación de los alumnos, sin embargo la formación de los niños se origina en el hogar a través del ejemplo de sus progenitores. 






Metáforas II. Reflexión.

"La educación es un viaje a través de un campo de estudio en el que el profesor hace de guía para el grupo de alumnos" 
La educación es un viaje en el que el profesor debe ayudar, guiar a los alumnos en el camino facilitándoles los obstáculos y a la vez haciéndolos más autónomos y competentes.

"El profesor es como un jardinero que da a cada planta lo que necesita" 
Así como el jardinero proporciona a sus plantas los cuidados y el agua que necesitan en función de sus características, el profesor debe ser también el jardinero que proporcione a sus alumnos la ayuda que precisen. Se trata de fomentar la atención individualizada ante la diversidad del alumnado.

Esta última metáfora es desde mi punto de vista la más especial no sólo porque el profesor es la figura que da a sus alumnos lo que necesita sino por la diversidad y la variedad de las flores. No debemos olvidar nunca que cada niño es diferente.


A pesar de haber mantenido siempre unas creencias muy firmes a cerca de lo que significa educar, como por ejemplo que no es una mera transmisión de conocimientos sino que es un proceso que va muchísimo más lejos, ahora que vamos terminando los estudios, esas creencias se van haciendo más firmes y fuertes. Aunque siempre he tenido en cuenta que la enseñanza es un proceso que se centra en el alumno, no había profundizado sobre el aprendizaje autorregulado. Es por todo lo que nos han ido transmitiendo a lo largo de estos años de estudio, que esas creencias se han interiorizado y hecho firmes.